miércoles, septiembre 05, 2007

Algún día





Llegará el día, soltaré las amarras y dejaré que mi piel respire y sane sus heridas.En aquel instante celebraré confeccionando figuras de origami con retazos de papel . Beberé vino sin sentir que la cabeza pierde su rumbo .Me embriagaré con el aire de mar , soñaré despierto con la levedad , dibujando nubes, alamedas, flores y circunstancias. La alegría reinará y bailará de la mano con el olvido y el destino . Lo vivido me servirá para crecer y las apariencias se reducirán a la mínima expresión . Tampoco necesitaré de muletillas y souvenires linguísticos para volverme más humano.
Algún día soltaré las amarras que me atan al silencio y al hastío , transformaré mi soledad en un mensaje de botella y lo arrojaré a la marea, cada vez menos intransigente y correntosa , y contestará sólo lo indispensable .Escucharé a las olas que me hablan y a veces me escuchan , sortearé al destino , soñaré que algún día mi mano tendrá una decena de verdades y no cinco inconsistencias . Jugaré con los sueños sin importarme si voy a perder o ganar.
Asumiré el costo de aquel sentimiento envolvente que convierte mi inconciente en una tijera filosa . Una leve brisa revertirá lo oscuro en dúctil. En ese entonces ,ya estaré a salvo y dormiré apaciblemente como en aquellos tiempos donde sólo el aroma materna me calmaba.
Algún día soltaré las amarras y seré libre . Desaparecerá el hilo invisible que liga el universo con el vacío, y me quedaré ahí ,en un sofá mullido como un bebé adormilado que aún no abre los ojos y que sabe que la dulzura lo cobija en voz baja.Poco a poco, como una planta que revive frente a la adversidad, me habré convertido en el hombre que siempre oculté ser. Transformaré mi agonía de tantas décadas en una pesadilla que poco a poco llega a su fin.
Algún día soltaré las amarras que me vinculan a lo insondable de mis vivencias . Caminaré con las manos cruzadas, tal vez la fe se apodere de mi , y el equilibrio no será sólo un simulacro.
Tanto miedo para nada.Al fin y al cabo el viento detendrá mi devenir inconstante y dejaré de sentir tanta culpa infundada . El dolor será un pasajero que dejará que el último vagón del tren lo lleve hasta el confín del mundo y llegará a su parada sin saber que le deparará el mañana.
Desde ese instante podré soltar las amarras. Reiré como niño y volveré a subirme a aquel carrusel que emite sonidos melancólicos pero que me motivan a sentir. La vida ya no me pesará y será más consistente y generosa que hoy, ayer y lo que pueda suceder pasado mañana.

No hay comentarios.: