domingo, febrero 04, 2007

Punto final


Desapareció.
Tal vez nunca existió.
Sólo fue un ente.
Aunque soñaba con ser omnipotente.

Nunca asumió...
...no ser más que un reflejo fugaz de una aparición.


Su alma vivió lo que nunca entendió.
Todo lo confundió.
Optó por la opresión.
La vehemencia lo acribilló.
El destino lo azotó.
Como si bastase con su aparente benevolencia para sobrevivir entre tanta perversión.

Finalmente transmutó.
Sin reflejos ni fulgor.
Ni siquiera visualizó el instante preciso en que se transformó.
El devenir lo catapultó , convirtiéndolo en el ídolo exacto de la putrefacción.