jueves, agosto 24, 2006

Divagaciones




La noche callada.
Aquella sonrisa insobornable.
Una botella de ron a medio consumir.
Marcha impulsiva, sin maletas.
La tranquilidad no se acerca.
Arboleda ezquiva, somnolencia.
Nido de ratas en medio de la carencia.
Lamento acobardado, impulsivo fragor de alucinaciones sórdidas.
La retina de un desconocido se lamenta.
La boca agrietada adornada de caléndulas.

Diálogo, monólogos.
Discursos retóricos.
Un ser superior sin mayúsculas.
La capacidad de asombro en pleno colapso nervioso.

Un hombre , un océano.
Remedo profano de un humano atómico.
Tal vez la quietud del gentío haga trizas aquella rutina.
Silencio, ten piedad.
Ojalá se aproxime la prudencia.
El humo, el ruido.
Los arcángeles levitan entre los cuerpos.
Mirando al cielo se divisa un ruiseñor y una soledad aproximada.
En aquellos parajes donde la lluvia se confunde con las lágrimas.
Reflexión lasciva, crepúsculo naranjo-sephia.
Divagaciones terráqueas.
Canción de cuna en medio de las ánimas.