viernes, abril 20, 2007

El - la


Ha pasado mucho tiempo desde que él y ella se conocen. El tiempo suficiente como para creer que comenzar de cero es parte del proceso evolutivo pero un riesgo que a ratos se considera innecesario. ¿Donde irá él?, ¿Qué hará ella sin él? , ¿Cuanto tiempo él soportará estar sin ella?
Ha sido una relación de pareja sui generis. Sin ataduras ni compromisos, con las cartas sobre la mesa y el doble standard que se vivía ocultando verdades que solían ser dolorosas. La relación entre ellos nunca fue equilibrada. Se amaban locamente, pero con ciertas reservas que , con el correr de los años, provocaron un distanciamiento difícil de sobrellevar. Ella fue paciente. El un déspota asumido y aceptado por ella. Todo acabó desde el comienzo de la relación. Acabó como ha acabado siempre, como si nada hubiese pasado. Diez veces él se ha ido, quizás cien.Ha perdido la cuenta de las veces que ha partido sin decirle nada a nadie .La forma ha variado. Se va de noche, a veces después del trabajo, otras tantas dice que va a comprar cigarrillos. Ella , como ya conoce como se comporta cada vez que su partida esporádica se acerca, intenta ser indiferente y lejana, para que él no sienta la presión ni la súplica tácita.El problema siempre ha sido el mismo, " irse por un tiempo", " marcharse sin saber la verdad".
Actualmente ella está sola en casa. No tienen hijos, así que la espera se vuelve angustiosa.Sufrimiento con el que lidia de manera silenciosa y secreta.No llora ni hojea albumes de fotos ni espera tener un pedazo de cielo. Ella optó por esa vida y asume su realidad con honestidad y transparencia.
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que él se dio media vuelta y partió sin decir para donde iba. Ella, condenada a asumir el rol de víctima-papel que no le acomoda debido a su oculta dignidad y renuncia- supo desde siempre que controlar la situación acabaría con la relación , sometió su criterio a aceptar aquellas faltas que se repetían una y otra vez y que ninguno de los dos ha sido capaz de develar o enfrentar.Ella lo ama. El dice amarla con toda el alma. Tantas veces haciendo lo mismo sin remordimientos ni disculpas posteriores lo ha convertido en un mitómano enfermizo .
Una mañana de otoño, mientras ella dibujaba apareció después de meses, como si nada hubiese sucedido. Cada vez que va a aparecer ella lo presiente. El repertorio es calcado. Sin perdones ni ruegos . El le dice a ella que cambiará. Ella no cuestiona sólo calla.
Apareció -como lo hace siempre- con una caja de galletas y caramelos de avellana .Los mismos que él le ofreció la primera vez que intercambiaron palabras. Desde ese momento nunca más se separaron. El sabe que a ella adora los dulces. Llega con lo que para ella es un deleite y el dolor sucumbirá a las dádivas. Ella abrió la puerta - espera horas antes mirando desde el ático después de recibir su llamado telequinésico y de aquel largo distanciamiento que no reconoce motivos. Llegó , más delgado y canoso, con una pequeña valija donde el espacio sobra, pues no regresa con la ropa se fue, para que no existan evidencias de engaño . Dice "buen día ", "tanto tiempo", " lindo día" , " te ves radiante". Ella le da un beso en la mejilla, sin réplicas ni preguntas que puedan generar tensión.Las piernas le tiemblan y siente como si una aplanadora pasará por encima de su cuerpo, cada día más débil. No quiere perderlo. Sin embargo, la ausencia esta vez había sido mayor que en otras ocasiones .Sabe que no puede continuar con esta vida. Las cosas no cambiarán, ya no cambiaron, menos ahora donde el tiempo sirvió para la reflexión .
El se sentó en el sofá. Un sillón heredado por su abuelo, donde lee el diario y ve pasar las horas. Juega con los llaveros que trae siempre consigo en su bolsillo derecho . Intenta hacerla reír y no lo consigue. Pregunta si ha recibido llamadas telefónicas, que sucedió con las fotografías donde él aparece, pues recorre la casa y no hay ninguna, y si sus pantuflas aún están a los pies de la cama . Siente el olor a arándanos y el perfume que le regaló ella para la última navidad se siente por toda la casa. El acomoda su cuerpo en ese trasto viejo que ha pasado por tres generaciones ;del cual no ha querido desprenderse y comienza a contarle lo que le ha ocurrido en estos últimos meses. Un parlamento preciso, coherente y perfectamente estructurado. Casi como para creer que realmente le sucedió . Sus relatos , al ser contados con detalles, parecen reales. Ella admira su imaginación y como puede liberarse de culpas tan facilmente. No deja de fumar un cigarro tras otro, habla sin parar ,como si no hubiese conversado durante todo el tiempo que no estuvo con ella. Tampoco deja de mirarla. La mira pensando si esta vez cree todo lo que dice o simplemente su resignación puede más que enrostrarle de una vez por todas la situación en sí.
Ella permaneció en silencio mientras él gesticulaba y hacía mímicas contando lo " mentalmente sucedido" y el motivo de su partida . A él se le agolpan las palabras .Su rostro cambió de semblante y de color (de un amarillo pálido a rosa) . Ella lo mira como siempre, pensando en como decirle que ya las cosas no serán como antes. El se detiene. Ella deja de mirarlo bajando lentamente la mirada. El le dice sin titubeos "sé que nada será como antes". Ella le da un beso en la frente, abre la puerta . El, sin emitir ruido , casi sin hacer sonar los zapatos en el suelo, parte nuevamente, pero esta vez sin equipaje .


Cuadro :" La Bicicleta"( serigrafía), Sara Sánchez
España