lunes, mayo 19, 2008

Quiero creer



Quiero creer sin cuestionar la causa - la inercia o las ausencias . Entender que hay eventos específicos, especies y puntos neutros. Veo en sueños, en semitonos, claroscuros, y decretos numerarios todo lo que la imaginación no alcanza. En la hora del recuento no se ve más que un blanco y negro, así como se ve la vida después de cierto momento, donde hay hechos que no volverán a repetirse y que sería necesario vivir de nuevo para atesorar o repelerlos.
Algo golpea suavemente mi hombro, en esos momentos de somnolencia donde no hay fuerzas ni confluencias , me recuerda aquel tintineo de cristales rotos en los antiguos bares donde después de dos copas no había nada que pudiera sobreentenderse , sólo los vasos vacíos y el hedor a nostalgia . Y mi mano, aquella mano que mece la cuna, va directamente al puñado de botones que encontré en esos nostálgicos trenes donde uno pagaba su pasaje y podía recorrer media ciudad , ir de pueblo en pueblo, andar infinitamente sin tener control , ni siquiera de las situaciones . En esos viajes, donde no sólo encontré botones, sino también muchas cosas que -en ese momento-no tuvieron relevancia y que con el tiempo van perdiendo o recobrando fuerza . Es que los objetos, las personas , las mascotas, los apelativos - también los secretos - comienzan a tomar sentido en la vida cuando uno los elimina o estructura y les reconoce un orden provocando cambios en la sustancia, en la inercia o sólo son motor energético para futuras circunstancias . La mente, que recorre cada centímetro de cielo - que pasa a ser el cosmos en reducción-mata cada víscera o esperanza anidada , como si nada de lo que entendemos como suficiente fuese capaz de bastarse a sí mismo. Y la mano, la mano ya no mece la cuna, sino que sólo se sostiene pendiendo de un hilo - así mismo como en los cortometrajes- va directo a las monedas que uno encuentra en las carteras de un pantalón en desuso, volviendo a lo mismo. Una mano que no sabe si tocar la punta de la nariz o contar de uno a cinco.

Quiero creer que las cosas no cambian sustancialmente desde que comienza a surtir efectos en otros , sino que siempre todo vuelve a su cauce.

El orígen de todo es más simple que tratar de entender porque el invierno llora junto a los árboles , para eso es necesario creer que nada realmente importante se absorbe con el tiempo.