Tengo cientos de elucubraciones que aguardan ser destinadas a algo concreto.
Mi jardín adoptó dos gatos sin preguntarle a nadie.
No soy millonaria, pero me sobran las justificaciones.
Tengo un amanecer diferente todos los días y la irreverencia en la punta de la lengua.
Deambulo sin cesar, cuestiono sin parar.
Los afectos se vuelven más contradictorios que las promesas masculinas.
Tengo más que muchos, y menos que pocos.
Felicidad me sobra, seguridad me falta.
Los dolores se los lleva aquel payaso ambulante que sonríe con falsa modestia en la misma esquina todas las tardes.
Tengo claro lo que necesito.
Lo que no quiero me da lo mismo.
Hay ciertos momentos que atesora mi retina.
Otros tantos los desecho, como si fuesen cáscaras de papas.
Tengo la certeza de que vivir es un desafio y no un premio de consuelo.
Una paz infinita es lo que requiero.
No hay nada ni nadie que sobrepase mis límites.
Es más simple mirarse el ombligo que sentirse.
