miércoles, noviembre 15, 2006

Mares confusos


El mar grita con toda su pureza.
Golpea las rocas con ese sex appeal que lo caracteriza.
Da las gracias, pierde la razón.
Así acompaña a aquel forastero que perdió sus zapatos hace tanto tiempo.


Los truenos danzan en nibelungos.
El mar y su denso oleaje.
Estás ahí, expatriado, diluído.

Mar que fluye, circulanlas aguas del amor sin despedida.
Un amanecer rojo furioso da la bienvenida al son de unas copas.
Exótico climax entre las palmeras y un trago amargo.

A contraluz se enciende el viento.
Se enciende de tal forma que se vuelve difuso el contraste entre aquel enigma y su mirada.
En medio de una isla, las piedras han ido construyendo un minúsculo aposento.
Como un náufrago, has perdido la cordura.
Tanta soledad, sólo el sonido del mar susurra en tus oídos.

Pasa la vida.
Invita a cenar al más valiente.
Logra enfrentarse a sí mismo, el mar no los perdona.

Mar no te detengas, dale la mano.
Quizás puedas salvarlo, tal vez resucitarlo.

Murmullo silente, cantata profana.
Estático momento donde el vaivén de las olas caló hondo en su vapuleado coraje.



(Sin dedicatoria, para que el pecado no sea concebido).