viernes, abril 25, 2008

N° 1/2


No amo porque no me amo lo suficiente como para amar con el criterio requerido. No amo porque no hay amor extremo alrededor de mis intestinos y eso ha ido matando el amor que alguna vez soñé o sentí, pensando que era algo más que amar las palabras que me evoca la eterna ausencia o, lo que es peor, amar para huir del miedo que provoca sentirse parte de alguien. El amor es la necesidad imperiosa de extinguir la maldita vanidad y no sé si existan halagos cuando el amor sólo hace daño y no deja respirar. Como no existe donde buscar, se mata en vida el amor volviéndose misógino, falto de criterio y caradura. Algo similar a aferrarse a una colcha, o querer que los corazones se desarmen en el camino, tal vez esperar que un perro ladre cuando no hay nadie que acompañe las pisadas . Reencontrarse con viejas imágenes que reviertan el peso convirtiéndolo en ligereza puede ser una opción, o tratar de entender lo que alguien quiso no sentir y sintió sin quererlo. Las calles se llenan de rostros, los rostros se develan sólo en el absurdo, el aire se respira y expele aromas que no dejan de absorber la libertad.El vibrante silencio dice que el amor no es más que un ser que se vuelve loco en medio de un torrente de sangre que se contiene a sí mismo sin poder ser sostenible entre las manos , y que guiña el ojo cuando delata lo que no se puede ocultar.

No amo tanto como quisiera, pero me conformo con aceptar el destino que me ha llevado a optimizar mis abrazos , he amado entre paréntesis , entendiendo que la condición no es menos ambigua que el escaso repertorio que lleva a concluir que ser ambivalente en el amor es tan absurdo como ponerse los zapatos al revés.
Pasan los años, se ama el verano, a veces el crudo invierno, otras tantas ese otoño que derrama pardos y amarillentos pesares. La experiencia trepida, el bigote de la estatua se ha movido milímetro a milímetro, notándose la diferencia sólo con la observación precisa de quien recorre la vida viviendo sin dormitar . El amor es definible a la larga , no a simple vista. O se lanza al garete el orgullo o se vive presa en la jaula esperando que una de las partes comience a gritar.

Por eso no amarse no es tan nocivo como aparenta, porque es mejor la apariencia que volver a recrear la realidad.